La imaginación corre entre el flujo sanguíneo
con normalidad, en la estructura de nuestra existencia
El tiempo se disuelve entre nuestra piel
y ya no es un año, ni un día, es la cantidad de materia que podemos entregar
con la energía mutua que recorre tus contornos
y vuela a mis poros.
El soplo de los sabios nos despeja, tratando de mantener firme las rodillas
ante el mundo del que no existimos, sin embargo estamos
intentando meter círculos en perforaciones rectas
Llenamos el vacío propio junto a la densidad del aire
con la mirada en humanos repetitivos y palabras sobre masticadas
anteponiendo un filtro, absorber fuerzas, emprender vuelo
seguir adelante en nuestra propia solución numérica.
La noche se adueña de las ideas y el amanecer que nos reposa el respiro
Puedo imaginar el desenlace de nuestros instintos
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