Me hundo en tristeza gratuita
y me lamento de mis choques contra mis actos, siempre divago y dudo, desde que nací. Los ojos compasivos se llenan de lagrimas ante mi fracaso inminente, hoy no le cantaré a los pájaros, ni dibujaré a mis musas, no hay nada de ellos, vuelvo a mi cuerpo falto de corazón. Intento en una prosa, despojarme de mis rodillas, alimentarme de estas piernas tan inútiles. Alguna vez me advertiste y es que me he convertido en todo lo que él camino hizo contigo.
Placer individualista, cada noche en que juego a quererme, solo para olvidar odiarte, sentir algo al final del día y no secar mis ojos en sal. Las almas gemelas no existen para enamorarse, sería una aberración a la perfección, solo están para acompañarse separadas en caminos erróneos...
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