Hay cosas que simplemente no podemos controlar, el lugar, las personas, el momento, está tan lejos de mis manos. Y dejarlas pasar con un poco de paciencia duele porque nunca comprenderemos, al final siempre miramos atrás y sabemos que ese preciso dolor en ese instante nunca más volver a ser de la misma forma.
Comienzo a creer que las cenizas de la vida
son aún mas ligeras de lo que parecen
pero tan dulces y placenteras
que no puedo alejar de mis poros.
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