martes, 29 de noviembre de 2011

a slow dance

El eco de las situaciones no se apaga
y aún siento el canto de tus melodías en mi guitarra
tus gritos contra mi cuerpo
y la materia que empujábamos a la euforia
que nos mantenía en el aire, cada vez que pisaba tus ojos
La ternura que te llenaba en tus palabras
toda esa inspiración nunca fue mecanica, sino sincera
con la pasión que movía tus cabellos entre mis manos entusiasmadas

Cuando no es nuestro, ese ser que amamos
que nunca existió más que entre nuestra energía
se mantiene pegado a tu cuerpo, bajo la cicatriz del sol naciente
donde quise plantar flores e inventar melodías que ni siquiera podía concretar.


Con la melancolía y la paz de tus leves sonidos bajo el pecho
este es nuestro último compás

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