A veces, el humo nos confunde
Aveces nos aturde
y solo queda aguantar y no respirar
entre la vergüenza y la pereza.
Inseguridad que se cuelga, dudas incompletas
intento entonces razonar en mi sitio
despejar el tuyo
Ojos testigos de majestuosidad
cosas que nacen y no comprendemos
Una lleva a otra, intentando ser mutuos
mis pinceles al ritmo de tu melodía
El agua espera fluir bajo el fuego
protección de él, calidez sobre ella.
Quizá ser la pieza que encajaba
la musa que faltaba o la herramienta perdida
o la sombra de todo aquello podría ser.
La comprensión que nunca había existido
la abstracción de la misma
el sueño que revive, la inspiración del calor
lleva la aparición del color
Es lo que los brazos de fuego lograron.
Acá siempre habrá cordura del loco pensador
y el envase que lleve sus actos
la muestra de valor.
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